martes, 10 de noviembre de 2015

Expediente Político: ¨A ver quién los tiene más grandes¨: Silvano Abarca

Por Alfredo Calva
Una de las características que han destacado a Silvano Abarca Macklis dentro del mundo de la política, que está alejada de su capacidad de gobernar o desarrollar con responsabilidad y efectividad los cargos en la función pública que le han asignado, es su ausencia de conectividad entre su órgano muscular movible fijado por la parte posterior en el interior de su boca, con la zona del neo córtex en su cerebro.


Esta deficiencia le ha generado constantes fricciones con diversos actores por sus declaraciones en los medios de comunicación, en las que sin medir consecuencias, hace señalamientos que generalmente agreden la honorabilidad, credibilidad y derechos de los mencionados.

Un ejemplo claro de lo anterior, es el registrado gracias a su capricho compartido con el regidor del PRD Max García, de colocar parquímetros en la zona turística y central de Rosarito, cuyo rechazo a esta medida por parte de los sectores productivos, comercial y residencial, que se encuentran radicados y asentados en la zona de mayor actividad de estos, conocida como sector 1 de la zona Rosa Rito, le dio la oportunidad para expresar otra de sus clásicas declaraciones desintonizadas ante el dirigente de la Canirac en ese municipio, Rosario Castillo, a quien retó a ver “quién los tenía más grandes”, definiendo con ello la colocación o no de los parquímetros.

Ese defecto, y su falta de atención a las voces discordantes de ciudadanos que no están de acuerdo con la implementación de acciones que ellos consideran lesivas y que afectan la vida pública, tienen y mantienen al alcalde rosaritense en un enfrentamiento lineal con integrantes de los sectores referidos por su intención de implementar de forma obligada la colocación de parquímetros electrónicos para el usufructo compartido con una empresa privada de dos mil 760 cajones para estacionamiento vehicular.

Los inconformes con la imposición pretendida de Silvano y su coaligado, fundamentan su rechazo en la situación económica que se vive en Rosarito, si bien es cierto que empieza a tener una ligera recuperación después de casi una década de recesión, en la actualidad la colocación de los parquímetros sólo sería un inhibidor para los radicados en la zona y los potenciales clientes.

En contrasentido, la caprichosa y retadora razón del primer edil para la ejecución de un proyecto cuyo origen se encuentra cimentada en la corrupción, es el de dar ordenamiento y control en la circulación y estacionamiento vehicular de la zona, sin considerar ningún detalle técnico, administrativo y financiero, prevaleciendo sólo las opiniones de quienes tienen el interés económico de lograr sustanciales prebendas con la implementación de la acción, entre ellos, algunos regidores encabezados por el representante del PRD, Max García.

Es tal la ambición de los implicados directos; los indirectos son aquellos funcionarios a quienes se les exige que vayan elaborando las factibilidades a modo para dar sustento “oficial” al proyecto con tufo de corrupción, no les permite observar la barbaridad jurídica que quieren cometer.

Fingen desconocer que ya existe una concesión en ese sentido, otorgada en la administración municipal de Antonio Macías y ratificada durante el gobierno de Hugo Torres. Que si bien, en la gestión de Javier Robles, se hizo el intento de ejecutar la concesión al colocar la empresa algunos aparatos, el gobierno municipal los detuvo y obligó a su retiro, lo que finalmente terminó en una demanda judicial que hasta el momento se desconoce su estatus jurídico.

Con ello corroboran con sustancial alegría los acuerdos corruptos en los que se encuentra asentado el ingente deseo de implementación por parte de Silvano Abarca y asociado, por su intencionalidad de otorgar la concesión de forma directa a la empresa INVERTRAN S. de R.L. de C.V., violando los requerimientos existentes en reglamentación para tales efectos.

Destaca que en ambos aspectos se desconoce hasta el momento, por no existir declaración alguna sobre el tema, la postura del Síndico Procurador, Tomas de la Rosa.

En los bandos la actividad es intensa. Mientras los futuros afectados se reúnen para concertar acciones de protesta y defensa, en el ámbito gubernamental, el regidor Max García y su asesor de cabecera, se entrevistan con los representantes de la empresa INVERTRAN para conocer de los aspectos técnicos de los aparatos que se intenta instalar, pero en especial, para establecer el mecanismo de cobertura económica de los altos costos que tendrán el edil y su consultor, durante el arduo proceso de consenso y convencimiento entre los regidores que no se encuentran a favor de las “bondades” del proyecto, lo que podría traducirse en votos negativos en el cabildo y por ende, de su no implementación.

Tal parece que el asunto no tendrá buen fin, pues los sectores que se sienten futuros afectados, tienen la firme convicción de no permitir la imposición gubernamental y buscarán todos instrumentos legales que están a su alcance, que son muchos, para impedir la realización del capricho de Silvano Abarca.

Por su parte, el alcalde Abarca ha externando públicamente que los parquímetros se colocarán en la zona con el objeto de dar orden al tránsito vehicular e ingresos económicos a las arcas municipales, con una clara advertencia a los opositores que no lo podrán impedir y que no le van a ganar.

¿Quién los tendrá más grandes: Silvano o sus opositores?

Ya lo sabremos.

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